Tuesday, June 15, 2010

CáMARA DE DIPUTADOS PROTESTA POR REPORTAJE DE 'PROCESO'; PRETENDE "DEMERITAR" AL CONGRESO, DICE

Algun@s levantadedos ("legislador@s") que van al recinto federal sito en San Lázaro sólo a calentar la curul y que observan largos períodos de ausencia al Congreso de la Unión sin que sus jugosas dietas les sean proprocionalmente descontadas por ello, con su miopía, han invitado al semanario 'Proceso' a ahondar mas en el tópico en cita, atendiendo el siguiente párrafo divulgado en su pasada edición dominical previamente tirada; a saber:

"Proceso investigó los señalamientos acerca de las posibles relaciones de diputados con organizaciones criminales. Aunque fuentes judiciales ubicaron como sospechosos a cuando menos 40 legisladores federales, este semanario sólo da cuenta de los casos que logró documentar y en este extracto del reportaje principal que se publica en la edición 1754 de la revista Proceso, ya en circulación..."

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"Cámara de Diputados protesta por reportaje de Proceso; pretende "demeritar" al Congreso, dice

Jesusa Cervantes

MEXICO, D.F., 14 de junio (apro).- La Mesa Directiva, la Junta de Coordinación Política y los siete grupos parlamentarios que integran la Cámara de Diputados, protestaron “enérgicamente” por el reportaje de la revista Proceso titulado “El narco en el Congreso” y pidieron a la publicación una “aclaración correspondiente”.

A través de un comunicado emitido esta tarde, esas instancias afirmaron que el semanario pretende demeritar al Congreso de la Unión.

En el número que esta en circulación (1754), la revista Proceso publica un reportaje en el que figuran los nombres de 21 legisladores de las bancadas de PRI, PAN y PRD que han sido mencionados en diversas épocas y en diversos medios informativos por sus presuntos vínculos con grupos del narcotráfico.

“La Mesa Directiva, la Junta de Coordinación Política y los coordinadores parlamentarios de la Cámara de Diputados protestan enérgicamente por la información publicada en el número 1754 de la revista Proceso”, señala el comunicado.

“Son afirmaciones sin fundamento. Proceso tiene la obligación de documentarlas con veracidad y puntualidad o de lo contrario hacer las aclaraciones pertinentes”, añade.

Señala: “No es válido que, con ardides publicitarios, se pretenda demeritar una institución como el Congreso de la Unión, ya que publicaciones sin soporte legal o jurídico afectan el desarrollo de la República y la vida democrática del país.

“Lamentamos profundamente este suceso y demandamos las aclaraciones correspondientes”, agrega el comunicado, firmado por el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Francisco Javier Ramírez Acuña; el presidente de la Junta de Coordinación Política, Francisco Rojas Gutiérrez, y los coordinadores de las fracciones parlamentarias del PAN, PRD, PVEM, PT, Panal y Convergencia: Josefina Vázquez Mota, Alejandro Encinas Rodríguez, Juan José Guerra Abud, Pedro Vázquez González, Reyes Tamez Guerra y Pedro Jiménez León, respectivamente.

En el comunicado, de seis párrafos, se aclara que, como Congreso, “mantenemos nuestra firme decisión de preservar el respeto a la libertad de prensa. Inclusive, defendemos el derecho de la revista Proceso para exponer la conducta periodística en los perfiles de libertad que ellos mismos han definido”.

Sin embargo, agregan, “nos inconformamos abiertamente cuando, amparados en ese ejercicio, se lanzan aseveraciones sin pruebas que involucran a un Poder de la Unión y dañan la dignidad individual de sus miembros”.

http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/80344

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"El México real


René Drucker Colín

Que no quepa la menor duda, todos los mexicanos quisiéramos tener y vivir en el mejor país del mundo y, aunque muchos de nosotros pensamos que México lo podría ser, una cosa es lo que quisiéramos y otra totalmente diferente es lo que hoy día es el país. La gran pregunta es ¿cómo y cuándo fue que el país se nos fue de las manos? Sin duda que hay mexicanos exitosos, sin duda hay muchas cosas de que enorgullecernos, pero también muchas de que avergonzarnos y estas últimas más que las otras, son hoy día las que estamos empezando a tomar como normales y ya ni nos sorprenden, más bien ya las toleramos, pues se han vuelto parte de la cotidianidad.

No podemos negar que de la Revolución para acá, el país ha cambiado, en general, para bien. Se crearon instituciones que han logrado beneficios a la población en general. La educación y la salud lograron tener avances significativos. Sin embargo, la economía ha sido un problema cada vez más difícil de resolver y en consecuencia, hay cada vez más pobres y los avances en los rubros mencionados se ven seriamente afectados. No se ha podido cumplir con el deseo de generar una calidad de vida buena para las grandes mayorías, al contrario, la población en su mayoría está cada vez más lejos de mejorar su nivel de vida y alcanzar para sus hijos un futuro promisorio.

Cuando Cárdenas expropió el petróleo en 1938 y llevó durante su presidencia un extenso reparto agrario, se marcó el momento en que México parecía tener un gran futuro y poder convertirse en un país soberano, independiente y exitoso. El tiempo nos marca, sin embargo, que los gobiernos que siguieron no condujeron al país en forma adecuada, pues en lugar de plantear una ruta crítica y planear el desarrollo del país a largo plazo con metas firmes, la nación se reinventaba cada seis años y poco a poco, avanzando como la humedad, se introdujo la corrupción como un modo de vida, hasta lograr como es hoy día, que eso sea parte de la realidad cotidiana en absolutamente todos los ámbitos de la vida nacional. Sumado a esto, la impunidad es ya casi la marca de la casa. A partir de mediados del siglo pasado, poco a poco también, nos hemos convertido en un país sometido a Estados Unidos, al grado que a principios del nuevo siglo, los panistas han perdido hasta la dignidad, pues la tibieza con que el gobierno, a través de la Secrtaría de Relaciones Exteriores, enfrenta la relación con Estados Unidos, da pena ajena. Si no, cómo explican esta decisión de que cualquier ciudadano extranjero que tenga visa estadunidense puede ingresar en el país sin mayor trámite. Es como si los extranjeros entraran al país vecino. Parece que nos autoanexamos, sin que nos lo pidieran. Por demás, la falta de contundencia al reclamo del asesinato (pues eso fue) del niño de 14 años por un agente de migración, da vergüenza y coraje. El gobierno debería llamar a cuentas al embajador de Estados Unidos y perseguir con toda la fuerza del Estado al culpable de este vil asesinato. La tibieza de la secretaria Espinosa es chocante, por no decir más.

Lamentablemente la dependencia enfermiza con Estados Unidos fue resultado de una falta de visión y acción política de muchos años. Nunca se planeó adecuadamente el desarrollo del país y se fue extendiendo la dependencia hacia los estadunidense hasta el punto que se ve difícil revertir el daño acumulado durante tantos años.

El centenario de la Revolución puede sin duda mostrar un conjunto de logros indiscutibles, pero todos estos están opacados por pésimas políticas públicas o quizás ausencia de ellas, que han ido cavando un pozo del cual se ve difícil salir. A la pregunta de cuándo fue que se robaron el país no se le puede dar fecha exacta, fue un proceso largo, que fue acompañado por algunos cuantos personajes que se coludieron con el proceso para obtener las mayores ganancias posibles. No podemos abstenernos de señalar que no sólo la clase política tiene la culpa, la tenemos también los ciudadanos, hemos construido una sociedad con nula civilidad. Todos queremos que el país cambie, pero nosotros los ciudadanos no queremos cambiar. Eso es inoperante.

El México real no es el que nos quieren convencer en base a propaganda hueca (léase Iniciativa México), el México real es el que sufrimos todos los días con problemas añejos, no resueltos, que deberíamos enfrentar en lugar de procurar impulsar la idea de que no existen.

http://www.jornada.unam.mx/2010/06/15/index.php?section=opinion&article=018a1pol

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"La raíz del crimen organizado


Marco Rascón

El crimen no se organizó por él mismo, ya venía organizado. Su estructura se origina en las policías y fuerzas de seguridad del Estado mexicano. Por eso la guerra es cruenta y se extiende a todos los niveles del Estado y la sociedad.

A lo largo de los últimos 30 años, bajo el manto de la corrupción, la impunidad, la aplicación política y discrecional de la justicia, convirtió a cada policía y cada organismo de seguridad pública en un delincuente en ejercicio. A voluntad o no, cada policía mexicano, cada funcionario ministerial, para sobrevivir como tal, tiene que violar la ley y sujetarse a los códigos del fuero especial otorgado por el poder.

Segregar a las policías de la sociedad y utilizarlas bajo una filosofía de represión política y social condujo a la corrupción. La clase política durante décadas, y claramente después de 1968 y 1971, encontró en la corrupción el filón de oro y se abasteció de ella. Se usaron la ley, los reglamentos, las regulaciones, para la extorsión y ésta se hizo estructural.

De los sótanos y separos del Servicio Secreto, de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), de la Brigada Blanca, de la Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), del Batallón de Radio Patrullas del Estado de México (Barapem), de las policías judiciales y rurales en los estados, de sus secretarías de seguridad pública, procuradurías, Gobernación, ministerios públicos, direcciones de reclusorios, nacieron el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Agencia Federal de Investigación (AFI), la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada (UEDO), y posteriormente SIEDO, las fiscalías especializadas como la FEADS y la Policía Federal Preventiva (PFP), hasta llegar a la estructura del Ejército Mexicano utilizado como policía.

Los últimos 30 años del régimen priísta incubaron el huevo de la serpiente y los participantes en la guerra sucia, utilizando sistemáticamente la tortura, el secuestro y la desaparición, formaron y prepararon a cientos de policías en el crimen y los enriquecieron. La forma de cobrar al régimen sus servicios es la impunidad, que los transforma en socios y protectores de narcotraficantes, robadores de coches y secuestradores. Desde Arturo Durazo, hasta Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, cientos de policías son parte de ambos lados. Al paso del tiempo, los policías, se dan cuenta de que la represión a opositores, activistas sindicales, estudiantiles, de movimientos urbanos o comunistas, le da estabilidad al régimen, pero no es negocio.
Gracias a la impunidad y a falta de subversiones fabricadas que reprimir, la maquinaria se aceitó con el secuestro y la extorsión de pequeños y grandes empresarios. La inseguridad creada por bandas de policías y ex policías, se hizo negocio.

Ya para los 1990 la industria del secuestro contaminó todo el aparato judicial desde lo federal, en estados y municipios. La compra de patrullas, armamentos, equipos de comunicación son ganancias de su propio terror; ministerios públicos, procuradores y gobernadores funcionan como parte del crimen organizado. Las reformas de los años 90 sólo dieron más poder e impunidad a las policías corrompidas y sin control. La legalización de intervenciones telefónicas, el permiso para catear y los llamados “testigos protegidos”, al poco tiempo, fueron instrumento en la disputa por la rentabilidad del crimen. Los nuevos policías cazaban a los anteriores; la espiral de las venganzas se hizo infinita y por eso en esa guerra no hay frente, retaguardia ni confianza: en esa guerra las policías no son un ejército contra otro, sino una lucha entre ellas mismas y sus criaturas adultas.

Cuando los secuestros se acercaron a los círculos del poder y hubo presión de victimas con influencia, había ya más de 2 mil bandas de secuestradores en el país conectados o surgidos de las policías. Una primera reacción, “para limpiar” fue poner en el mando a militares y marinos como jefes policiales. Al poco tiempo, todos estaban contaminados.

La llegada de la alternancia generó desarticulación y en cada estado la impunidad policial abonó en el crecimiento del crimen. Para complementar, ya desde mediados de los 90, Estados Unidos dejó de pagar en dólares y empezó a pagar con droga, y México pasó de ser un país de tránsito a uno de consumidores. Surgió el gran negocio del narcomenudeo y las tienditas en los barrios, los bares, escuelas, llega a todos los sectores sociales. El nuevo negocio, fomentó la guerra por los presupuestos, las bandas y los territorios.

La negativa desde el viejo régimen priísta a independizar el Poder Judicial y la desarticulación durante el panismo acrecentó la guerra dentro y fuera de las policías, creando el paramilitarismo y las ejecuciones masivas. Hoy al aplicar fuerza sin estrategia contra el fenómeno se revela la descomposición del Estado mexicano en todos sus niveles e instituciones. De ahí surge la percepción pública que ve igualmente peligrosos a fuerzas de seguridad y criminales, pues tienen la misma raíz."

http://www.marcorascon.org


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http://eligio-del-awiizotl.blogspot.com/2010/06/el-narco-en-el-congreso.html

http://eligio-del-awiizotl.blogspot.com/2010/06/ejecutan-4-hombres-cuando-jugaban.html

http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/80346

http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/80343

http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/80334

http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/80318

http://eligio-del-awiizotl.blogspot.com/2010/06/narcoamigos-en-el-senado.html

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"El resistirse a lo irresistible no siempre fortalece a quienes se creen irresistibles, sí, a aquell@s que ‘no mandan obedeciendo a sus mandantes’… Fideiius.

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